Aug 24, 2020

Los diez caminos

Escrito por Ernest Thompson Seton

Había una vez dos indios que salieron juntos a cazar. Hapenda era muy fuerte y rápido, y un gran arquero. Chatun era mucho más débil, y por eso su arco también era más débil, pero tenía más paciencia.

Mientras andaban por las colinas encontraron la pista de un pequeño ciervo. Chatun dijo: "Hermano, le seguiré la pista."

Hapenda contestó: "Si quieres, hazlo, pero un poderoso cazador como yo se merece una pieza mejor."

Y se separaron.

Hapeda andó durante una hora más hasta que encontró la pista de diez grandes uapitís. Fue detrás de la pista del más grande y la siguió durante largo tiempo, pero como no lo encontró dijo: "Está claro que este está viajando. Tendría que haber seguido a otro."

Así que volvió al lugar donde había encontrado las pistas y siguió a otro de ellos. Después de una hora de intentar cazarlo sin poderle disparar bien, dijo: "He vuelto a seguir a otro que viaja. Volveré y tomaré el camino de uno que esté paciendo."

Pero otra vez, después de perseguirle durante un tiempo, se rindió y volvió atrás para probar otro que fuera más prometedor. Y así es cómo se pasó el día intentando cada uno de los caminos durante un rato y por la noche volvió al campamento, donde vio que Chatun, inferior a él en el resto de aspectos, había demostrado ser más listo. Se había limitado a seguir a ese pequeño ciervo y ahora la caza se encontraba a buen recaudo en el campamento.

Moraleja: El premio siempre está al final del camino.

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